Descubre la historia de la industria fotovoltaica en España y recorre su trayectoria en nuestro país desde 1984 hasta los objetivos marcados en el próximo 2030.
Etapas de la industria fotovoltaica en España
AleaSoft, empresa que ofrece soluciones para realizar previsiones en el sector de la energía, analiza en el siguiente artículo la introducción y desarrollo de la industria fotovoltaica en España.
1984-2000
El nacimiento de la energía fotovoltaica en el sistema eléctrico español se remonta a 1984. En ese año Iberdrola instaló en San Agustín de Guadalix la primera central fotovoltaica conectada a la red. Esta conexión, de 100 kWp, fue la única con la que contó la península durante casi 10 años.
En 1993 se unieron cuatro sistemas, cada uno de 2,7 kWp, instalados por ATERSA en unas viviendas de Pozuelo de Alarcón. Estas instalaciones dieron paso a una serie de proyectos que cumplían, más bien, un papel demostrativo:
- 42 kWp en una escuela en Menorca.
- 13,5 kWp en el Instituto de Energía Solar de la Universidad Politécnica de Madrid.
- 53 kWp en la Biblioteca de Mataró.
- Una central de 1 MW en Toledo.
A finales de 1995, la potencia total sumaba unos 1,6 MW. Sin embargo, esta tecnología permanecía en el ámbito de la investigación, sin que se regulase en el contexto general del sistema eléctrico.
Con la publicación del RD 2818/1998 se establecieron primas de 60 y 30 pesetas por kWh inyectado a la red. Como resultado, España se sumaba a las iniciativas del resto de Europa y reconocía la necesidad de potenciar esta tecnología. Dos años más tarde, con el RD 1663/2000, se establecieron condiciones técnicas y administrativas que representaron la verdadera apertura para la tecnología fotovoltaica en el sistema eléctrico español.
2000-2010
A pesar de estos incentivos, en 2004 la fotovoltaica representaba una parte muy pequeña del conjunto de las renovables. En total estas suponían aproximadamente el 6,5% del consumo de energía primaria. El objetivo trazado para 2010 era cubrir al menos el 12% del consumo de energía primaria mediante renovables, con una potencia fotovoltaica de 400 MW.
Ante el insuficiente desarrollo de las renovables, la legislación cambió varias veces en poco tiempo. En 2004 se pasó del sistema de primas al abono de un porcentaje sobre la Tarifa Media de Referencia (TMR), y en 2007, se cambió de nuevo para fijar unas primas y tarifas reguladas fijas.
Con este último cambio, las grandes instalaciones fotovoltaicas resultaron muy beneficiadas. Su alta rentabilidad favoreció gran cantidad de inversiones, sobre todo en suelo, y en dos años se multiplicó por 27 la potencia instalada a finales de 2006. Un crecimiento espectacular.
De esta manera, la energía fotovoltaica pasó en solo dos años de ser una fuente testimonial en España a superar a la producción hidroeléctrica por bombeo puro. El freno al auge de esta tecnología lo vino a poner la crisis económica. Aunque incluso durante ese período complicado, la energía solar, incluyendo también la termosolar, se posicionó segunda en crecimiento de potencia instalada.
2010-2020
Tras la salida de la crisis, la implantación de la fotovoltaica continuó creciendo. No obstante, sufrió varios golpes legislativos:
- En 2013, el impuesto del 7% sobre la generación, impuesto que grava la producción de electricidad, que fue suspendido en octubre de 2018 y luego reintroducido nuevamente en marzo de 2019.
- En 2015, el popularmente conocido «impuesto al sol» que fue eliminado en octubre de 2018 como parte de un plan de medidas urgentes para abaratar la factura eléctrica.
Pero, a pesar de estos frenos legales, la fotovoltaica continuó progresando. En primer lugar, gracias al abaratamiento de las placas solares y el progreso tecnológico de eficiencia de las mismas, que por sí sola ya las hace rentables para vender energía directamente en el mercado sin necesidad de primas. Por ello, esta tecnología ha sobrepasado los obstáculos a los que se ha ido enfrentando. La capacidad instalada de tecnología fotovoltaica no ha retrocedido en España desde su aparición.
2020-2030
Actualmente, existe una clara apuesta por la utilización de la energía fotovoltaica. Desde abril de 2019 donde se habilita y promueve el autoconsumo colectivo.
Esta nueva apertura ha provocado que se produzca un crecimiento de una tecnología que está presente en el sistema eléctrico español desde hace más de 35 años. Se podría decir que 2019 ha sido el año de regreso real a la apuesta fotovoltaica.
El interés por el aprovechamiento de esta tecnología en España es evidente. En la actualidad se está volviendo a disparar la instalación de potencia fotovoltaica. También, con las nuevas regulaciones que favorecen el autoconsumo, se espera que se haga perceptible la aparición de los «prosumidores» de electricidad en el mercado español.
El futuro de la energía fotovoltaica en España está garantizado. Así lo demuestra el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que traza la meta de un sector eléctrico 100% renovable en 2050, con una etapa intermedia del 74% en 2030. Precisamente para lograr esa meta de 2030 se prevé para entonces una potencia total instalada de 44 GW de energía solar, de los cuales 37 GW serán de fotovoltaica. Esto la convertirá en la tecnología de generación renovable de mayor crecimiento en los próximos 10 años.
En conclusión, las previsiones son muy prometedoras para esta tecnología, que se encuentra hoy en su mejor momento y que constituye una oportunidad tremenda para España. En los próximos años la energía fotovoltaica dará mucho de qué hablar.
Noticia publicada en El periódico de la energía